Aguas mansas de la pequeña Bahía en Chivirico invitan a la terapia mental.

Concluyes una jornada laboral o la inquietud del bregar durante el día y, tal si fuese un ejercicio terapéutico recomendado, asistir a contemplar los encantos naturales de la pequeña Bahía de Chivirico se convierte en un relajante que devuelve y reconstituye las energías perdidas.

Al decir de quienes vienen desde fuera de Cuba, navegantes de veleros con destino a Islas Canaria, España, que fondean sus embarcaciones a espera de un nuevo amanecer para continuar viaje serpenteando la costa de este país caribeño: «Es extraordinario este lugar, sus accidentes geográficos, los manglares, las montañas que concluyen en el mar, las casitas pegadas a la orilla juntitas todas para resguardar y cuidar de cualquier amenaza que se cierna».

Y así, en la cotidianidad de sus habitantes, como si fuera el complemento y la dosis exacta, contemplar el mar, cierra la página de un día más asignado a vivir cerca de esta porción de agua que penetra acariciando los repartos conocidos como Planta del Frio, Acopio, La Gasolina y Los Galeones.

Emergen ranchones desde donde se puede divisar lo descrito. Un Ranchón Gastronómico en el insigne Club Náutico, El Ranchón de la conocida playa «De Bejuco», El Ranchón anclado dentro de Los Mangles y que pertenece a la Unidad administrativa de Industrias Locales, el pequeño rinconcito del negro «Masó», los accesos al mar de los Aguilera, Los Vieras, los Araños, Los Vigueras, Los Estévez, Los Tornes, los Soler, Tabares y otros apellidos que se asentaron en este lugar.

Con la cercanía del verano, los invitamos a que visiten este hermoso Consejo Popular de Chivirico.

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