Asistir a procesos electorales donde no medie el dinero, donde no se le exija a alguien que vote por el más postor porque, en definitiva, cuando salga, se ponen al seguro intereses económicos personales, no existe en Cuba.
Cuando entrevistaba en medio de las elecciones a electores que asistían desenfadadamente a votar por quienes lo representaran en la Asamblea Provincial y en el Parlamento del país, aludían que era un día de fiesta.
Las elecciones en Cuba son consideradas día de fiesta porque no hay tirantez, no hay las llamadas tiradas de trapitos sucios para opacar la imagen de quien aspira por intereses económico a pertenecer o tener un puesto en las esferas de gobierno. Se asiste a las elecciones para votar por alguien que ya tiene reconocido un prestigio ante la sociedad. Tiene méritos que le distinguen y no llegó hasta allí porque sobornó a colegio electoral alguno o propició el fraude en los comicios. Hay tranquilidad, no hay nada oscuro. Se vota Unido porque se confía en las personas que fueron elegidas por la gran mayoría.
Los colegios electorales que se habilitaron en este santiaguero municipio de Guamá exhibían sus mejores galas, estaban debidamente acondicionados y el desfile de personas hacia ellos se hacía de forma masiva en las primeras horas de la mañana, así dejaron constancia por ejemplo, en el colegio número uno de la circunscripción 28 de El Uvero donde es tradicional, por la alta cultura política que tienen sus electores que antes de las doce del día, hayan ejercido su derecho democrático de elegir a sus representantes de gobierno a instancias provinciales y nacional más del noventa porciento.
He aquí una muestra de lo acontecido este domingo en el colegio electoral número uno de la circunscripción 28 de el histórico poblado de El Uvero, la alta disciplina y el respeto con que sus electores y comisión electoral asumieron esta solemne actividad que decide para un periodo de cinco años, a los representantes de este pueblo a instancia provincial y nacional.