Pablo González González, es del lugar conocido como Balla matá muy cerca de Sevilla en este santiaguero municipio de Guamá.
ÉL ya constituye una referencia nacional en acciones dentro de la agricultura urbana que le destacan en el aprovechamiento de todas las potencialidades naturales de su zona para lograr en poco espacio de tierra importantes producciones hortícolas pero, lo que más ha trascendido por estos días es haber logrado dentro de los propios canteros que él ha habilitado, hermosos ejemplares de yuca cuyo grosor superan los veinte centímetros, tal parecen malangas gigantes pues cada una pesa como promedio las quince libras.
Para corroborar esta afirmación, el propio sentencia sobre esta singular experiencia mostrando lo que tal vez pudieran parecer las llamadas yucas Guabil que cosechaba el célebre Viltres en la finca Mariana Grajales de Calentura en Chivirico hace treinta años atrás.
Pablo González González en su comunidad, ya es reconocido por sus aportes en el movimiento de la agricultura urbana, y ahora su celebridad alcanza mayor connotación al mostrar resultados notables a partir del empleo del llamado compot o materia orgánica como nutriente de los suelos que le aportan sustanciales beneficios a sus cultivos. Se trata de aprovechar cuantos recursos orgánicos puedan enriquecer los deteriorados suelos en esta parte sur de la Sierra Maestra, una experiencia digna de generalizar.
El presidente de su cooperativa, el reconocido Omaro Cintra, ha dado fé de los resultados de Pablo en la descomposición de materias orgánicas y ha propuesto socializar estás aptitudes para que el resto de los llamados socios anapistas lo hagan suyo también, es digno reconocer que el mismo ha asistido a dos eventos internacionales en los cuales mostró sus resultados de impactos.