Al Asistir de forma muy disciplinada y voluntaria cada padre a llevar a sus hijos a recibir la dosis de la vacuna cubana Soberana 02 que se aplicó a los niños de dos a once años de edad en este santiaguero municipio de Guamá, el hecho histórico de la medicina llevaba implícito el diálogo espontáneo de los infantes en saber todo cuanto implicaba conocer el por qué el nombre de lo que iban a recibir en su cuerpo.
La escuela primaria Giraldo Apontes Fonseca de la localidad de Chivirico fue uno de los centros que se escogió para implementar el vacunatorio.
En medio del clima de fantasía que envuelve a los infantes, una madre se robó la iniciativa y una vez vacunado los primeros veinte niños, en la propia aula donde esperaban el tiempo asignado para verificar su evolución, dirigió sus palabras y tal si fuera una maestra, les dijo: «Es Soberana su nombre porque nuestro país ha tenido que realizar muchos esfuerzos con recursos muy propios, sobre todo de nuestros científicos, para lograr tener esta vacuna.
Porque Cuba ha tenido que apelar a sus propias posibilidades en medio de tanto acoso de quienes no quieren que salgamos vivo de esta amenaza de la Covid. Somos soberanos porque no nos arrodillamos cuando han tratado de humillarnos. Ustedes hoy, dado sus escasos años de vida no podrán comprender este discurso político pero, mañana cuando sean hombres y mujeres realizados, agradecerán lo que gracias a nuestra soberanía y amor a la patria, hubo personas muy dedicadas que lograron esta vacuna que les salvó la vida y les permitió poder ser ciudadanos de bien, es por eso que la nombraron Soberana. Y ya ustedes conocerán la obra de José Martí que refiere a Abdala, también comprenderán que el amor al país donde uno vive es el sentimiento más grande que debemos tener, por esa razón una de las otras vacunas se nombra Abdala».
Y así, entre asombros y curiosidades transcurrió una jornada más por la vida cuando en este santiaguero municipio de Guamá se habilitaron más de treinta puntos vacunatorios en consultorios y escuelas para que los niños de este lugar costero y montañoso de la Sierra Maestra, recibieran la dosis que los preparará para poder enfrentar el Coronavirus si éste penetrase sus cuerpos.
En esta nombrada fiesta por la vida no faltaron fotos e instantáneas que dejaran constancias para la posteridad de estar asistiendo a un hecho sanitario de elevada trascendencia, asegurar lo más preciado, la vida, además el agradecimiento de los padres quienes expresaron la confianza y tranquilidad por ese grandioso gesto de la medicina cubana.