Carlos Manuel de Céspedes. El padre de la patria.

Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo “ fue unabogado revolucionario cubano que inició las guerras por la independencia en Cuba contra el régimen colonial de España proclamando el 10 de octubre de 1868 su determinación de independencia o muerte y la libertad de sus esclavos. Céspedes es considerado por todos los cubanos el Padre de la Patria, también fue Mayor general del Ejército Libertador de Cuba y primer Presidente de la República de Cuba en Armas. Murió en combate frente a tropas españolas.”

“En 1844, el bayamés ya no es el mismo joven ingenuo y virginal en materia de política. Debido a un viaje por Europa Céspedes dominaba y se expresaba correctamente en varios idiomas como el inglés, francés y el italiano. También conocía y manejaba desde pequeño el latín y el griego.

En Bayamo abre un bufete y escribe poemas y un folleto en el que hace la defensa de Cuba. Hizo la traducción al español de algunos cantos de La Eneida que nunca publicó y escribe también la comedia Las dos Dianas. Secretamente inicia sus planes independentistas. En su ciudad natal fue director de la Sociedad Filarmónica y de su Sección de Declamación. En 1849 fue síndico del Ayuntamiento de Bayamo.

A fines del mes de mayo de 1852 Carlos Manuel de Céspedes se radica en Manzanillo con su familia. En 1856 es elegido junto a Don Juan Butter y Don Joaquín Muñoz para conformar una Comisión encargada de modificar el Reglamento de la Sociedad Filarmónica de Manzanillo. El Reglamento quedó aprobado y protocolizado el 10 de febrero de 1858.

Céspedes, dedicado a su labor como abogado, aumentaba su clientela por el prestigio adquirido en el profundo conocimiento de su profesión, su vasta cultura, su afabilidad y cortesía en el trato con las gentes. Colaboró en La Prensa (La Habana), El Redactor (Santiago de Cuba) y La Antorcha (Manzanillo), donde ocupó, además, el cargo de redactor.

En septiembre de 1867 comenzó a conspirar contra el colonialismo español en Manzanillo , lugar donde residía, junto a Francisco Vicente Aguilera y Perucho Figueredo. Más tarde fundó y presidió la Junta Revolucionaria de Manzanillo.

En el mes de diciembre de 1867 el gobernador de Manzanillo, Rafael Jerez y Molina recibió un anónimo, escrito en papel de envolver del que se usa en las bodegas, y en el que se le avisaba de una proyectada conspiración contra el gobierno y que se iba a dar el grito el día de Noche Buena. Decía el anónimo informante que los conspiradores contaban con los negros a los que les darían la libertad, y un machete y un puñal; decía también que hacía poco se habían introducido 1500 rifles por la Caimanera o por la casa de alguien que no se sabe, pues a partir de esa palabra el anónimo tiene recortadas muchas palabras, como las del nombre del ingenio donde se reunían todos los días a conspirar, según el informante; pero se entiende claramente que están de acuerdo los camagüeyanos y parte de los pueblos de Santiago.

En otro anónimo se dan poco más o menos los mismos detalles, pero el levantamiento se señala para el día de la Purísima, 8 de diciembre, o el día de Noche Buena. Se informa:

En la reunión celebrada en San Miguel de Rompe el 4 de agosto de 1868 defendió sin éxito el criterio de comenzar de inmediato la guerra contra España, por considerar que existían condiciones para ello. El 6 de octubre de 1868, en el Ingenio Rosario, fue elegido jefe máximo del levantamiento armado, el cual se acordó iniciar el 14 de octubre de 1868. No obstante, al conocer que el día 8 le habían cursado un telegrama al gobernador militar de Bayamo ordenándole su detención y la de los principales conspiradores, ordenó empuñar las armas y concentrarse en su ingenio Demajagua durante la noche del día 9.

En La Demajagua, al mediodía del 10, arengó a los reunidos proclamando su determinación de Independencia o Muerte y proclamó la libertad de sus esclavos. Siguiendo su relato de los sucesos del 10 de octubre dice el general Masó:

El General en Jefe reunió sus esclavos y los declaró libres desde aquel instante, invitándoles para que nos ayudasen si querían, a conquistar nuestras libertades; lo mismo hicieron con los suyos los demás propietarios que le rodeábamos.[4]

Carlos Manuel de Céspedes acababa de entrar en la inmortalidad al retar el secular poderío español con un puñado de hombres desarmados.

Carlos Manuel de Céspedes se oponía a la aprobación de formas de gobierno en que, por ser extremadamente democráticas y republicanas, limitaran las atribuciones del ejecutivo y del general en jefe para dirigir la guerra, pues sostenía con firmeza que para tener República, primero había que hacer la guerra.

Al asumir la presidencia Céspedes trazó estrategias para llevar la guerra a toda la Isla, ya fuese por tierra o por mar. Lo antes dicho se demuestra en las siguientes ideas:

  • Sustentó la idea de dar un carácter nacional a la guerra, para ello nombró, el 1 de junio de 1869, a Domingo Goicuría en el cargo de jefe de operaciones de Pinar del Río.
  • Fraguó la idea de invadir el occidente de la Isla, lo cual sólo pudo materializarse años más tarde. Fue partidario de destruir las riquezas de España en la Isla de Cuba para socavar sus fuentes de sustento de la guerra.
  • Trató de llevar la guerra al mar, para lo cual nombró oficiales de la marina y otorgó patentes de corso. Sostuvo total intransigencia en cuanto a la conquista de la independencia, siendo muestra de ello el hecho de que el 15 de febrero de 1871 declaró traidor a todo el que entrara en negociaciones con los españoles.

Céspedes defendió el método de lucha irregular. Trabajó por el incremento de las expediciones armadas desde el exterior y desplegó una extensa actividad diplomática cursando misivas a distintos gobiernos de América en busca del reconocimiento, tanto para la beligerancia como para la República en Armas, y su apoyo.

Difícil le resultó el ejercicio de su gobierno debido al antagonismo de los miembros de la Cámara de Representantes, quienes le atribuían una actitud antidemocrática y dictatorial. Se le dificultó ejercer un verdadero mando, como poder ejecutivo, debido a los arraigos caudillistas y regionalistas de una gran parte de los jefes.

Muchos se habían convertido en sus enemigos, fundamentalmente los miembros de la Cámara y los partidarios de Miguel Aldama, agente general de la República en Estados Unidos, quienes tejieron una serie de intrigas en torno a su persona. Aunque Céspedes fue informado oportunamente sobre la conjura que se tramaba con el objetivo de sustituirlo de la presidencia, dio muestras del sacrificio de sus ideas para mantener la unidad que el momento requería.

Sin embargo, esta conjura se materializó el 27 de octubre de 1873, en el campamento de Bijagual, cuando fue depuesto como presidente por los representantes de la Cámara. El brigadier José de Jesús Pérez, uno de los hombres alzados en La Demajagua el 10 de octubre de 1868 le ofreció sus tropas para resistir a la Cámara, pero Céspedes no quiso que se produjeran enfrentamientos entre cubanos por su causa y acató disciplinadamente el hecho consumado, pues estaba consciente de que oponerse hubiera ocasionado una división entre los cubanos capaz de destruir la revolución.

Después de su destitución lo obligaron a acompañar al nuevo gobierno y a la Cámara durante dos meses. Tras la negativa de permitírsele salir al extranjero para visitar a su esposa e hijos, se le confinó a la finca San Lorenzo, en la Sierra Maestra. Hacia allí se dirigió el 27 de diciembre de 1873, sin la debida escolta, pues el gobierno se la negó, la llegada al lugar se produjo en la noche del 23 de enero de 1874. En la quietud de la sierra se dedicó a escribir y a enseñar a leer a los niños.

El 27 de febrero de 1874, una columna española penetró sorpresivamente en San Lorenzo perdiendo su vida enfrentando a quines esclavizaban su tierra

Un hecho que demostró el amor del presidente por la causa independentista ocurrió en mayo de 1870, cuando el capitán general de la Isla, Caballero de Rodas, le envió un mensaje comunicándole que su hijo menor, Oscar, había sido capturado y condenado a muerte, por lo que lo extorsionó afirmando que si no se entregaba, asesinarían a su hijo.

La respuesta de Céspedes fue tajante: «Oscar no es mi único hijo: yo soy el padre de todos los cubanos que han muerto por la Revolución». Por tal actitud los cubanos lo proclamaron Padre de la Patria.”

Selección de información de Ecu red.

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