Los servicios de la salud en Cuba son una des las conquistas de la Revolución.
Las raíces parten de La historia me absolverá, el programa de la Revolución elaborado por Fidel Castro, el líder da la Revolución Cubana, en medio de la lucha contra la tiranía de Fulgencio Batista.
Su preocupación y del estado Socialista, fue llevar lo mejor de la salud a todos los rincones del archipiélago cubano. Así hasta el municipio santiaguero de Guamá llegan los adelantos de la ciencia y la tecnología, la vía por la que en el hospital Giraldo Aponte Fonseca de Chivirico, la capital municipal, se hayan instalado cuatro riñones artificiales de última generación y elevada eficiencia que costaron al país más de 16 000 dólares cada uno, osea, más de un millón doscientos mil pesos cubanos.
Estos equipos instalados en la sala de hemodiálisis, prestan servicios a los pacientes que desde zonas intrincadas de la Sierra Maestra y de forma gratuita son trasladados tres veces a la semana en taxis hasta este centro, para elevar su calidad de vida.
Varias enfermeras, especialistas, médicos urólogos, y el personal de servicio apoyan la humana tarea de aliviar la espera de los pacientes allí atendidos, hasta que aparezca una donación de riñón para los afectados.
Profesionalismo y humanismo son dos rasgos que distinguen a un colectivo que según la enfermera internacionalista María Ester Fuentes Chacón, ama al paciente y: “trabajamos hasta los domingos, hay que tener mucho corazón, mucho amor, tener cada día las manos llena de amor por estos pacientes que sufren de esta enfermedad convaleciente. Solo en Cuba se ponen tantos recursos para mantener con vida a cualquier persona, sin distinción de ninguna índole, y de forma gratuita.”
Más, se pudiera hacer si la pequeña Cuba no estuviera bloqueada por los EEUU, cuyo gobierno obliga al Estado Cubano a comprar por terceras manos y muy caros, recursos como estos que son destinados a la humana misión de extender la existencia de miles de personas en todo el país.