La tristeza reina aún en nuestra isla caribeña tras el fallecimiento hace ya un año de nuestro Comandante. Fidel Castro, alcanzó los corazones de varias generaciones, desde los más lozanos hasta los más longevos, lamentamos haberlo perdido. Los jóvenes hoy, continuamos sus ideales antiimperialistas y su lucha por el progreso social. Fidel puso en el centro de su trabajo la lucha por la justicia social, dotó a cada cubano de salud y educación y alcanzó resultados no logrados en ningún otro país del Tercer Mundo, y al nivel de los países más desarrollados.
Hoy la juventud tiene mucho que agradecerle a Fidel; nuestros derechos a ser escuchados, a expresar nuestras ideas, a lograr nuestros sueños y aspiraciones y por sobre todo a ser cultos, libres y con la confianza de que nuestro futuro está seguro. Físicamente ya no está el hombre de las mil ideas, de la sonrisa amplia y el coraje de acero; Fidel nos dejó, pero sus doctrinas están más vivas que nunca, en cada joven que levanta su voz para imponerse ante lo mal hecho, en cada trinchera de ideas donde la justicia, la igualdad social y el espíritu de lucha, guían nuestros pasos.
Hoy, sólo falta la presencia física de nuestro líder, porque él, está en cada cubano, niño, hombre y mujer que defienda nuestra libertad, marcado por la intransigencia de nuestra estirpe, con la confianza de que el legado de nuestro comandante vive en nosotros y lo protegeremos hasta las últimas consecuencias, teniendo siempre presente que no somos relevo de la generación fundadora de la Revolución cubana, sino continuidad. Fidel Castro Ruz deja su ejemplo de rebeldía ante la injusticia y su insaciable vocación por el conocimiento, su servicio a los más humildes. Su lucha victoriosa frente al imperialismo y así será recordado y evocado hasta el fin de los tiempos por cada joven agradecido que lo acompaña.