Los jóvenes son los actores principales de los nuevos tiempos.

Diecisiete años tenía Martí cuando le pusieron un grillete que después fue anillo. Veintiséis iba a cumplir Mella al entregar por la Revolución su vida. Veintisiete tenía Fidel al lanzarse a tomar el cielo por asalto en Santiago de Cuba. La misma edad tenía Camilo cuando convirtió la sonrisa en espuma de mar. En la corta historia nacional, no ha habido momento en el que la juventud no haya participado de manera activa.

Hoy, con una sociedad cada día más diversa y hasta contradictoria, tocará a ellos hacer avanzar un proyecto que tiene en el centro el sentido del bien común, del desprendimiento por el prójimo.

Por eso, la Cuba actual, que es superviviente de inmensos sacrificios colectivos, tiene que ser pensada para el mañana con los jóvenes de ahora, portadores del germen de la transformación revolucionaria que pidió Fidel.

El general de ejército Raúl Castro Ruz en la sesión de constitución de la Asamblea Nacional de Cuba recordó las palabras del invicto Comandante en Jefe Fidel Castro cuando dijo «Creer en los jóvenes no es ver en los jóvenes a la parte del pueblo simplemente entusiasta, no es ver en los jóvenes a aquella parte del pueblo entusiasta pero irreflexiva, llena de energía pero incapaz, sin experiencia. Creer en los jóvenes no es ver a los jóvenes simplemente con ese desdén con que muchas veces las personas adultas miran a la juventud. Creer en los jóvenes es ver en ellos, además de entusiasmo, capacidad; además de energía, responsabilidad; además de juventud, ¡pureza, heroísmo, carácter y voluntad!

Los jóvenes son los actores principales de los nuevos tiempos y la Patria cuenta hoy, y contará siempre, con una juventud fuerte, preparada, con condiciones para poder darle continuidad al proceso revolucionario sin prisa pero sin pausa.

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