Omar Vicet Cámbara, un ciego que ensarta una aguja en medio minuto.

Hay singularidades que de hecho adquieren connotaciones especiales. Cuentan que en el pueblo de Chivirico, en Guamá, vive un ciego que es capaz de ensartar una aguja en menos de medio minuto. Ese débil visual fue capaz de construir su casa y llevarla al nivel de cerramento hasta que por fin apareció la brigada estatal que debía ejecutarla. Un hecho que merece una crónica aparte. ESe hombre vive en el barrio El Once de Chivirico, se llama Omar Vicet Cámbara.

La afirmación de ensartar una aguja, que hacen los pobladores de esta localidad guamense, él la corrobora al destacarme que con la punta de su lengua fue capaz de llevar el hilo al ojal de la aguja y, al practicárselo varias veces,  la operación le resultó cómoda y repetitiva con toda la confianza del mundo. Un ejercicio de los tantos que él ha puesto a prueba en otras actividades en su vida cotidiana que, ponen de relieve la expresión popular, “ que no hay nada imposible, todo está en proponérselo”.

Es Omar Vicet Cambara, el manicero de Chivirico cuyos valores humanos le caracteriza y siempre, siempre muy apegado anda su hijo a él cual bastón humano que sabe conducirlo por el bien. La conversación con Omar Vicet Cámbara, el ciego de Chivirico que desde hace siete años vive solo con uno de sus hijos, me demostró con justeza que el hombre es capaz de lograr lo que se proponga. Mucha mente positiva es la fórmula para lograrlo.

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