Quienes han subido y bajado el Pico Turquino, la montaña más alta de Cuba con mil novecientos setenta y cuatro metros sobre el nivel del mar, han podido experimentar que si escalar cansa, resulta extremadamente agobiante el descenso por las contracciones musculares que provoca ese ejercicio. Así lo valida un miembro de la Cruz Roja en el municipio santiaguero de Guamá quien tuvo la misión de atender a una comitiva de sesenta y cinco jóvenes de todo el país que se unieron para reeditar ruta recorrida por Fidel en estos lugares de la Sierra Maestra.
Agustín Fonseca Balado, con solo dos años de experiencia en la Cruz Roja guamense, sintió especial satisfacción al poder asistir a doce jóvenes que, exhaustos físicamente como consecuencia de este largo recorrido de once kilómetroszigzagueando por caminos agrestes y de difícil acceso, no pudieron escapar de las contracciones musculares, esguinces, y deshidrataciones que de inmediato fueron atendidas.
La jovencita que en su recorrido tuvo inapetencia y rechazaba los alimentos durante tres días, pudo llegar a la meta pero requirió de estos auxilios de hidratación para que pudiera rebasar la amenaza presentada. Felizmente todos llegaron a la ciudad de Santiago de Cuba en donde a los sesenta y cinco se les entregó el sello «Siempre Joven» de mano de las máximas autoridades del partido y gobierno en la indómita provincia.
En entrevista publicada en Radio Coral a Fonseca Balado se le hizo llegar el reconocimiento al equipo de salud pública del municipio Guamá que atendió con profesionalismo a quienes reeditaron esta caminata «Con Fidel en las alturas» en el Pico Turquino. Y como mismo dijera para atestiguar y dar fé de que aunque se diga que subir montañas hermana hombres, y así lo es, algunos tuvieron dificultades, pero todos cumplieron la misión honorable de dar cada día más vida al recuerdo del líder Fidel».