“Andrés Cueva Heredia, 60 años y una historia”

En la historia hay hombres que entregan su vida por la causa de la libertad y ese es el caso del Capitán del Ejército Rebelde Andrés Cueva Heredia, quien cayera el 19 de julio de 1958, en el sitio nombrado Purialón, en plena Sierra Maestra.

Su caída se produjo en uno de los días más duros de combate de la primara gran Batalla Estratégica de la Ofensiva como las definiera el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.

Había nacido el 2 de julio de 1915 en la finca «Casualidad», del barrio de Sabana, término de Camajuaní, antigua provincia de Las Villas. Era hijo de Andrés Cuevas Portal y Caridad Heredia Herrera ambos campesinos.
Debido a su origen humilde, solamente había asistido a la escuela primaria rural de la Sabana, donde alcanzó el quinto grado.

Sus primeras tareas como trabajador las desarrolló en la agricultura como cortador de caña en el Central Jaronú, después Brasil, en Camagüey. En ese lugar demuestra su carácter enérgico y justiciero al oponerse a los abusos que cometían los mayorales.

Del Central «Jaronú» pasó a trabajar en la base naval de Guantánamo. Allí estuvo en calidad de obrero de 1950 a 1952, año éste en que fue cesanteado. Al quedar sin empleo regresó a Sabana y volvió a trabajar en el campo con sus padres, quienes eran arrendatarios de un latifundista, en la finca Camarón, del propio barrio. Trabajó en el campo, abrió una bodega, fue vendedor ambulante y también se dedicó a la compra-venta de ganado.

Como revolucionario se opuso a todas las injusticias, no pudo ver con calma el golpe militar del 10 de marzo y la instauración de la tiranía de Fulgencio Batista. En aquella época simpatizaba con el Partido Auténtico, pero pronto comprendió que esa organización no podía cambiar el panorama nacional.

Con el desembarco del Granma valoró esta nueva fuerza como la única capaz de enfrentar la tiranía. Marchó a la Sierra Maestra a mediados de 1957 e ingresó en el Ejército Rebelde en la Columna No. 1 José Martí, al mando del comandante Fidel Castro.

Participó en los combates de San Ramón, Pino del Agua I, El Salto, Veguitas, Pino del Agua II, el Alto de la Caridad, Santo Domingo y finalmente en la Batalla de El Jigüe, donde cayó valientemente.

Al morir en aquellos parajes el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, expidió una orden militar en la que se le ascendía a Comandante del Ejército Rebelde, la cual consignaba: “En lo adelante se mencionará su nombre con el grado de Comandante. Márquese el sitio de su sepultura para construir allí un obelisco que perdurará con el recuerdo imborrable de todos sus compañeros de ideal”.

Aquellas palabras, a 60 años hoy de la muerte de un valiente cubano, aun resuenan en el corazón de cada guamense que no le olvida. Y cada 21 de Julio le rinde tributo a la victoria que él, a solo dos días del triunfo no pudo disfrutar y que las nuevas generaciones continúan defendiendo como memorable legado.

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