Participar en la discusión del Proyecto de Reforma Constitucional, que tiene actualmente lugar en Cuba, es un derecho que concede el estado cubano, no solo a quienes residen dentro del archipiélago, sin que este paso participativo, propicia la posibilidad de la opinión de todas las personas, sin excepción de los que viven fuera, con las mismas oportunidades, sin ninguna discriminación por razones de sexo, género, orientación sexual, identidad de género, origen étnico, color de la piel, creencia religiosa, discapacidad, origen nacional o cualquier otra distinción lesiva a la dignidad humana, y además, permite proponer cambios a la Constitución de la República.
El proceso iniciado este 13 de agosto, aniversario 92 de natalicio del Fidel Castro Ruz, líder Histórico de la Revolución Cubana, se extiende hasta el 15 de noviembre
En centros de trabajo y comunidades de este municipio, montañoso y santiaguero de Guamá, las reuniones son demostración de los derechos democráticos de nuestro pueblo, y cuentan con la conducción de un dúo designado y bien preparado, licenciados en derechos que realizan aclaraciones ante inquietudes vinculadas a la legalidad a los trabajadores, como parte de un proceso que implica el protagonismo de todo el pueblo de Cuba y donde se respeta cada planteamiento, argumento u opinión de los que participan.
Temas como el matrimonio entre dos personas, las formas de gobiernos adecuados a la realidad de Cuba y los conceptos que definen las direcciones provinciales o nacionales de gobierno y estructuras del pueblo, el tiempo de duración de la presidencia de la nación, asuntos económicos, y los vinculados al trabajo, la mujer y los salarios, son tratados y reciben opiniones diversas.
Desde el estudiante hasta el campesino más humilde participa, opina y propone adicionar un párrafo, agregar palabras, o eliminar algún contenido, por parecerle insuficientemente claro.
Lo anterior es el derecho que tiene la población de un municipio alejado, montañoso y nacido completamente con la Revolución y que expone con su activa participación en la trasformación de la Ley de leyes o Carta Magna de la República, que es una nación donde el pueblo escoge su propio destino, y la forma de como gobernarlo, y dirigirlo.