Lucila Maceo Osorio, mujer de referencia en la FMC en Guamá.

Cuando haya que dar una referencia digna de mujer consagrada a las tareas de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) en el santiaguero municipio de Guamá, enseguida las féminas de la localidad de Chivirico, pueblo cabecera en este territorio costero y montañoso, señalan de inmediato en acercarse a Lucila Maceo Osorio, quien puede dar fé de la trayectoria revolucionaria de esta masiva organización de masas que agrupa a las valiosas mujeres.

Lucila tiene ochenta y un años de edad y mantiene muy fresco los recuerdos en su mente de cuando se fundó la FMC y ella tuvo que desempeñarse con especial protagonismo en tareas que demandaban valentía y entrega ante prejuicios sociales entonces que relegaban a la mujer a la marginidad y discriminación pero que, al final, valió en empeño porque, esa realidad negativa fue transformada para bien en su justa lucha por la equidad social y, máxime en un municipio como Guamá, que tenía grandes problemas seudoculturales donde predominaba el machismo antes del triunfo de la Revolución.

En la entrevista publicada en Radio Coral Lucila expresó que la labor de las mujeres cuando se fundó en 1960 la organización fue titánica en el enfrentamiento a prejuicios latentes heredados del capitalismo- «Guamá es ciento por ciento obra de la Revolución. ¿Qué había aquí antes de este proceso? Había analfabetismo, las mujeres éramos semianalfabetas, no teníamos en donde buscarnos la vida, no teníamos opciones laborales de perspectivas. Y como el municipio es eminentemente agrícola, lo primero que hicimos fue vincularnos a las labores productivas en el campo y en horas de la noche estudiábamos. Fue muy lindo aquello pero demandó una batalla campal contra nuestros maridos, tíos y abuelos que se resistían al cambio emancipador de nosotras».

Lucila se desempeñó durante más de cincuenta años como presidenta de su delegación de Federación de Mujeres Cubanas en la base, fue este año cuando decidió entregar la responsabilidad a la nueva generación pero, no hay tareas que reporte utilidad social en la cual desde su posición, pueda entregar su aporte desinteresado y, una de ellas es la confección de nasobucos o mascarilla facial para evitar el contagio de la pandemia que tanta muerte ha provocado en el mundo en espera de que aparezca definitivamente la vacuna que la contenga.

Ella nos narró también cómo tuvo que participar en la recolección cafetalera, en la siembra de pinos, en el arreglo de carreteras-«Ese puente u obra de fábrica que tu vez allí en Sevilla, nosotras nos íbamos para allá y regresábamos al otro día alumbrando con linterna y con los bombillos que traían los carros de forma móviles para que se pudiera trabajar y adelantar el hormigonado de eso allí. Allá en la Alcantarilla de Don Luis era también noches enteras trabajando.

Para Lucila Osorio, muchas felicidades por su ejemplaridad como: madre, mujer y  trabajadora.

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