La parte más hermosa de la celebración de un fin de año y el advenimiento del nuevo es la humana. El saber que quienes comparten contigo te desean lo mejor, de los que te auguran éxitos en las nuevas empresas personales y familiares que vendrán en lo adelante.
Acá en este santiaguero municipio de Guamá los coterráneos son personas muy sencillas, de las que comparten a plenitud el momento. Existe la tradición de comer el macho asado en púa. De picotearlo encima de la mesa, en una yagua de palma y servidos todos los alimentos de la cena, que cada quien se sirva a su antojo. Como dice “Pilili” en Uvero, “si hemos esperado un año para hacerlo, por qué no comer así, a las ancha. Eso da suerte –comentó Ángel Luis Ramírez que es su verdadero nombre”.
Ese mismo día treinta y uno de diciembre de este 2017 que acaba de concluir, unas horas antes de sacrificar su cerdito de cien libras para compartir en familia, daba a luz una hermosa reproductora quince “machitos” que serán el remplazo de los que satisfarán sus necesidades alimenticia.
La suerte se hizo a la luz. Quince cerdos ahora son la preocupación de “Pilili” ,pues se debaten entre ellos para poder alcanzar la teta que los alimentará. Conocimos por la experiencia que tienen para la cría de cerdo, que ya ellos sabían cuantos ejemplares iba a parir la “macha” pues según las tetas que se hinchan y llenan, será la cifra de cerdos que tiene en el vientre la reproductora.
Otras de las curiosidades que conocí al compartir la felicidad de Pilili y su familia por los quince cerditos de su macha, es que si no se les corta los colmillos a cada uno de ellos, se corre el riesgo que la reproductora no les dé de comer cuando sienta las mordidas en cada una de las tetas. Rapidito les cortaron las puntas de los colmillos con una tijera y al ponerlos a mamar, enseguida se dejaron de sentir las quejas de la madre aguijoneada por los recién nacidos.
Así transcurrió el fin de año en Uvero para Pilili y su familia. El placer de felicitar y compartir con quienes llegaban y la satisfacción de que en la misma medida que usted trasmite energías positivas, en correspondencia la naturaleza le responderá. Así publicamos este trabajo que responde a un hecho que puede ser repetitivo en miles de guamenses que para fin de año pusieron en la mesa un buen ejemplar porcino a disposición de los comensales pero también la suerte les devolvió otros que reemplazarán al “elegido”.