Todo por tí, madre especial.

Elevados mis sentimientos hoy vuelan hacia tí, madre mía.

Traigo en el corazón  henchido de amor, los recuerdos agradecidos de todos tus regalos.

El orgullo de haberme dado una gran riqueza, que es el deber de poder servirte y por haberme regalado una bandera para que desde pequeño la mire con devoción, y la salude con el  honor sublime, de ser tu hijo.

Gracias por haberme ofrendado un himno hermoso que me llena los ojos de lágrimas, o me los humedece, en los momentos más profundo de la vida de tus hijos, y en los días lejanos que estoy de ti, o en que otros hermanos por la obra del deber o del destino, no están a tu lado.

Gracia por haberme hecho gigante con la fortuna de los sabios, porque aquellos que han disfrutado de lápiz, la libreta, el libro y el pupitre regalado por ti, son hombres y mujeres de bien, que le sirven a todo el mudo, y no solo a tus legados.

Me has dado la vida con la luz de los deberes  forjados en el ejemplo de los mártires, de tus hijos caídos en el corazón de la Sierra Maestra, o en las calles de Santiago, cuando aun el yugo del asesino, mancillaba tus derechos.

Cuanto puedo decirte que te amo, que estoy dispuesto a ofrendar mi vida por ti, como lo han hecho veinte mil seres queridos, de este universo que nos hermana.

Mucho has sufrido por la obra de  tus enemigos, de esos que sueñan con verte esclava, como si las cadenas fueran tus esperanzas, y se equivocan.

Cuanta tristeza por la muerte  del apóstol, cuanto dolor por la muerte de Fidel. Cuanta alegría por el 1ro de enero o por su compañero, el 26 de Julio.

Y es que la existencia nos regala días de grandes honores, y las epopeyas de los sacrificios.

Así es el destino que nos hace ser fuertes y alegres, serenos y valientes, vencedor de los enemigos, pero amigo de los pueblos.

Gracias madre patria.

Gracias  por haberme dado la libertad o permitido haber nacido libre, sin el oprobio de los grilletes de los amos.

Soy feliz por haberme dado a Cuba, a Fidel con sus  grados de Comandante y su pueblo, del cual soy parte

En este Día de las madres me arrodillo ante tu historia, para hacerte un juramento.

El de dar mi vida por ti, como los hicieron otros casi niños, antes de aquellos que cayeron en Girón defendiendo los sueños redimidos, del pantano de la ciénaga.

El de servirte con desvelo ante cada orden que salga de tu mandato, para servir a Cuba, o a toda a humanidad.

Gracias Madre Patria por permitir que otras madres sean felices, porque no carecen sus hijos de alegría, y no padecen de la tristeza.

Gracias por haberme hecho cubano, libre, y amado, como parte de mi pueblo.

Gracias.

Muchas gracias: Patria Mía.

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