El 90 aniversario del hombre que se convirtió en guerrillero en las montañas de las Sierra Maestra, donde Guamá ocupa la mayor parte, se le recuerda en escuelas, unidades militares, centros de trabajo, campesinos, los historiadores, y en especial, por el pueblo que le conoció personalmente, o sabe de sus anécdotas.
Todos dicen del privilegio de saber que aquí el participó en el primer combate victorioso de la guerrilla, al acompañar a Fidel a la toma del cuartel de La Plata, o que fue el único en arrebatarle un fusil a un soldado enemigo, durante el segundo combate en las montañas guamenses de Arroyo del infierno, el 22 de enero el 1957,
Allí mismo el 21 de julio del año 1958, informalmente se convirtió en el primer guerrillero ascendido al más alto grado del Ejercito Rebelde, al firmar los presentes por su cargo, una carta dirigida a Frank País, donde se le aconsejaba por los compañeros de la sierra que cuidara su valiosa vida, ante las persecuciones enemigas. Fidel le dijo en aquel, para el día memorable, que firmara comandante.
En Uvero fue Jefe de Escuadra, guerrillero y después el médico que curó hasta los propios enemigos heridos, practicando la ética del trato al enemigo vencido con ética y humanismo, algo que le distinguió lo largo de toda la guerra.
Partió luego hasta el norte de Peladero a cuidar los rebeldes heridos en casas campesinas, devenido luego Capitán, Israel Pardo Guerra, donde encontró la amistad entre aquella sencilla familia campesina, que le aportara varios de sus mejores discípulos, entre ellos el actual General de División Ramón Pardo Guerra.
Bajó junto a Fidel al barrio Sonador a unos 8 kilómetros de Chivirico el 17 de septiembre de 1957, con el objetivo de capturar al connotado asesino Rolando Masferrer, quien bajaba algunos fines de semanas en medio de sus campañas politiqueras, y al juego de gallos, en el bar que allí existía. Pero este no se presentó.
La presencia del Ché en Guamá, es patrimonio de este pueblo, pues aquí además dirigió el grupo guerrilleros que junto a Camilo enfrentó las tropas enemigas que ocasionaron la muerte del combatiente Ciro Redondo Garcí, el 29 de noviembre de 1957, en el combate de Mar Verde del Turquino.
Para la historia en su obra memorable: “Pasajes de la Guerra Revolucionaria dejó varios testimonios de los principales combates en que participó y que forman parte de esta historia y geografía y aquí le rinden tributo cada 14 de junio y por siempre los familiares de algunos de sus compañeros caídos en El Congo, Argentina y otros que le acompañaron en Bolivia.
Por sus 90 años, hoy los pioneros han dicho:”¡Seremos como el Ché!” y la juventud sigue sus pasos en un territorio donde la obra de la Revolución y la solidaridad como principio, se ha puesto de manifiesto en los caídos en hermanas tierras, o en aquellos que siguiendo su ejemplo de médico, revolucionario y educador de juventud, han ido a otras tierras del mundo, para aportar, como él expresara en su carta de despedida a Fidel: “ el concurso, de mis modestos esfuerzos.”