Fidel latente en las nuevas generaciones.

El legado de Fidel se trasmite de generación en generación y es expresión viva en una familia que radica en Chivirico en el santiaguero municipio de Guamá que asume con elevada pasión la continuidad de un pensamiento revolucionario que merece todo el respaldo por quienes agradecen la entrega que tuvo el líder por las clases desposeídas en Cuba antes del año 1959.

Singular resulta escuchar las interpretaciones que hacen las tres hijas de Adrielis Jardines Díaz cuando declaman en conjunto el poema que la célebre escritora Matancera Carilda Oliver Labra le dedicó a Fidel cuando apenas había alcanzado la victoria en su lucha contra la tiranía de Batista.

Emocionante cuando citan de la propia petisa: «Ese Fidel insurrecto respetado por las piñas, novio de todas las niñas que tienen el sueño recto. Ese Fidel, sol directo sobre el café y las palmeras. Ese Fidel con ojeras vigilante en el Turquino, como un ciclón repentino, como un montón de banderas. Por su insomne sus pesares, por su puño que no veis, por su amor al veinte y seis, por todo sus malestares».

En actos patrióticos se hace público cómo Saharis Daniela Fuentes Jardines, Ada Ailenis y Aurora Cecilia Rosales Jardines, crecen en el más sincero amor por la obra de Fidel Castro Ruz.

En este aniversario de la partida física y ceremonia de despedida a la eternidad de quien resultó un líder natural que alcanzó autoridad no por nombramientos sino por conquista, el mejor homenaje es el recuerdo permanente como lo hace la familia Rosales Jardines en Chivirico pero que lo hacen con elevada pasión cuando asisten a su natal Uvero, cuando visitan el panteón a los mártires del combate ocurrido allí que marcó la mayoría de edad al Ejército Rebelde.

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