Ruta funeraria de Nuestro Apóstol José Martí.

Mucho hemos escuchado hablar de José Martí, cada pasaje de su vida ha sido analizado desde distintos ángulos y perspectivas, pero todo estudio es poco sobre su vida y obra. Ejemplo de esto es la ruta funeraria por la que pasó antes de llegar al Cementerio Santa Ifigenia de Santiago de Cuba, lugar donde yace la historia vinculada directamente con cada sitio que ha albergado sus restos.
Al morir el maestro en el año 1895, es enterrado en Remanganagua, Dos Ríos, lugar donde cayera en combate. El 27 de mayo del mismo año se traslada su cadáver al cementerio Santa Ifigenia. Dicho sepulcro comprendía desde el actual Mausoleo a Martí hasta el final del Monumento a Céspedes.
A finales de 1895 queda inaugurado el mausoleo y se mantiene custodiado por las maestras de la escuela Spencer,”institución que se encargó de mantener viva la presencia del maestro y del mantenimiento de la tumba, colocando diariamente flores y sosteniendo la bandera cubana”.
“En la década del 20 el cementerio comienza a llenarse de tumbas eclécticas que sobresalían por su belleza. Todo el que llegaba a Santiago, visitaba la tumba martiana, cuya complexión era de simple hormigón y quedaba opacada con las nuevas construcciones, lo que atrajo la atención del pueblo.
Ningún visitante concebía que el más grande de los cubanos descansara en tumba tan insignificante, y deciden rendirle un homenaje monumental, protagonizado nuevamente por las maestras de la escuela Spencer, quienes gestionaron la confección del primer busto martiano hecho en Cuba y cuyo creador fue el italiano Ugo Luisi”.
El 3 de diciembre de 1943, un grupo de santiagueros que recorría el cementerio, visualiza el estado deplorable en que se encontraba el sepulcro de Martí y, es ahí cuando deciden crear el comité “Por una tumba digna”, encabezado por Felipe Altines Morlote, rector de la Universidad de Oriente en la época.
A través de diversas ideas se comienza a crear un monumento para que reposaran los restos martianos, por lo que Elio Felino de Cárdenas, por aquellos tiempos senador de Las Villas, realiza una propuesta de ley donde daban 100 mil pesos por la construcción del mausoleo. Y se crea un concurso en el que podían participar todos los artistas plásticos cubano que aportaran una pieza de creación.
El 30 de julio de 1951 finalmente queda inaugurado el mausoleo con el proyecto del arquitecto Jaime Benadán y el escultor Mario Santiños, dicho recinto contaba con 6 grandes cruces envolventes en el cuerpo prismático. En la articulación de los nichos estaban 6 grandes cariátides o figuras femeninas, cada una vestida con una larga túnica plegada, en la que resalta a la altura del pecho, el blasón provincial reafirmativo de su representatividad. La cabeza hermosa y firme, con la frente limpia y los cabellos atrás sobre los hombros, ceñidos a ellos una sencilla diadema. Estas serenas y majestuosas cariátides con sus miradas perdidas en el infinito, hacen pensar en celosas guardianas del alma de la patria y son un símbolo de las 6 provincias en que estaba dividida Cuba en aquella época.
Con un entierro que repercutió en toda la isla, designado como el acto más importante realizado en Santiago de Cuba en la etapa republicana, (solo superado con posterioridad por el sepelio de Frank País) se depositan finalmente los restos martianos en la recién construida cripta.
A inicios del siglo XXI se instituye la guardia de honor en el mausoleo, como parte del trabajo que se lleva a cabo por la Oficina del Conservador de la Ciudad de Santiago. Además se realizó toda el área de la bandera y una llama eterna. Hoy se ilustra el trabajo realizado hace ya más de medio siglo, y el pueblo santiaguero, mantiene vivas las labores de preservación del sitial donde perdura la presencia de José Martí. 

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